El Hobbit: La Desolación de Smaug

¡Cómo me gustan los dragones!

He ahí una de mis debilidades en el mundo de la fantasía. Por lo tanto, un personaje como Smaug, por sí sólo, eleva mis aprecios hacia esta segunda parte de el Hobbit. Es inevitable.

Una segunda parte que mejora a su predecesora. Es un poco menos infantil, siempre teniendo en cuenta que el libro en que se basan lo es, bastante. Sigue manteniendo el tono con escenas de acción de lo más variopintas y siempre entretenidas. Y se inventa un villano que será recordado.

No, no se acerca, a "El Señor de los Anillos", que nadie se engañe, pero creo que tampoco es su principal intención.

Richard Armitage con el resto de enanos en una escena de El Hobbit, la Desolación de Smaug

Volvemos a un mundo que nos cautivó a tantos y por tantas razones. La Tierra Media. Eso se tiene que agradecer. 
Desde luego es discutible que las mismas 10 horas largas de rodaje de "El Señor de los Anillos" se vayan a invertir en contar esta historia. Tres libros de buen tamaño contra uno más bien escueto. No se puede esperar una historia tan compleja, ni con tantos detalles, pero creo que todo merece la pena por ver más del mundo imaginado por Tolkien.

Con todos los personajes ya presentados, esta segunda entrega comienza al mismo ritmo que terminó la primera. Persecuciones, huidas, combates... siempre aportando nuevos contrincantes y/o escenarios. Entre ellos me gustaría destacar la aventura de los barriles, que tiene de todo y acabas por querer que siga. También la entrada en escena de Legolas y Tauriel (uno, que no sale en el libro, la otra, totalmente inventada por los cineastas). Sus movimientos en batalla son deliciosos. Sin embargo, el personaje de Tauriel no me acaba de encajar. No porque Evangeline haga algo mal (creo que pega genial como Elfa) sino por sus motivaciones y formas de actuar. Ese "idilio" bizarro con el enano... forzado y poco creíble. Se que las sagas de Tolkien tienen pocos personajes femeninos de gran relevancia... pero si vas a meter uno con calzador, que no sea para que tenga un romance absurdo. Error.

Smaug el dragón, en una escena de El Hobbit, la Desolación de Smaug

Añadir que, tras un segundo visionado de la cinta (esta vez por probar los 48 fotogramas por segundo, los cuales no percibí en ningún sentido), las escenas de Tauriel me han gustado aun menos. Cuando no está dando mamporros es un personaje que sobra del todo. Al menos alegra la vista, sí, pero ero ni así.
También durante este segundo intento, algunas conversaciones (con Thranduil por ejemplo) se hacen un poco pesadas. ¿Por qué? Porque los personajes, sus motivaciones, no te enganchan tanto como sí lo lograban Frodo, Aragorn y compañía. Aunque recalco de nuevo, que ver esta saga deseando que alcance el nivel de la previa, es un error. 

Martin Freeman sigue molando, me parece un actor genial. Richard Armitage mantiene sus caras de mala leche intactas, y Ser Ian McKellen parece el de hace años. 

Globalmente, vuelve al 8 de la primera parte. Con un dragón memorable, el intento fallido de Tauriel, alguna escena algo lenta y otras deliciosas. 


  • No sé el porqué de las lentillas de Legolas. Casi desprenden luz propia. 
  • El gobernador de la Ciudad del Lago no me cae nada bien. Y su ayudante, menos.
  • Tengo ganas de hacerme con una VO para escuchar a Benedict Cumberbatch. Jugón.
  • Intentaré aguantar este año sin leer el libro, a ver qué sorpresas depara la última parte.
  • Ya, sí. Es que Tolkien me cuesta mucho de leer.
  • ¿Dije ya que me gusta el dragón?


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DIRECTOR
Peter Jackson (trilogía de El Señor de los Anillos, King Kong, The Lovely Bones)

REPARTO PRINCIPAL 
Martin Freeman (Bilbo Bolsón)
Ian McKellen (Gandalf)
Richard Armitage (Thorin "Escudo de Roble")
Orlando Bloom (Legolas)
Evangeline Lilly (Tauriel)
Lee Pace (Thranduil)
Benedict Cumberbatch (voz de Smaug)


Nota de la película en FilmAffinity: 7.1


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