¡Cómo me gustan los dragones!
He ahí una de mis debilidades en el mundo de la fantasía. Por lo tanto, un personaje como Smaug, por sí sólo, eleva mis aprecios hacia esta segunda parte de el Hobbit. Es inevitable.
Una segunda parte que mejora a su predecesora. Es un poco menos infantil, siempre teniendo en cuenta que el libro en que se basan lo es, bastante. Sigue manteniendo el tono con escenas de acción de lo más variopintas y siempre entretenidas. Y se inventa un villano que será recordado.
No, no se acerca, a "El Señor de los Anillos", que nadie se engañe, pero creo que tampoco es su principal intención.