El Hobbit: La Desolación de Smaug

¡Cómo me gustan los dragones!

He ahí una de mis debilidades en el mundo de la fantasía. Por lo tanto, un personaje como Smaug, por sí sólo, eleva mis aprecios hacia esta segunda parte de el Hobbit. Es inevitable.

Una segunda parte que mejora a su predecesora. Es un poco menos infantil, siempre teniendo en cuenta que el libro en que se basan lo es, bastante. Sigue manteniendo el tono con escenas de acción de lo más variopintas y siempre entretenidas. Y se inventa un villano que será recordado.

No, no se acerca, a "El Señor de los Anillos", que nadie se engañe, pero creo que tampoco es su principal intención.

Richard Armitage con el resto de enanos en una escena de El Hobbit, la Desolación de Smaug

El único superviviente

Únicamente, una reflexión.

Si el iluminado que sobrevivió esta misión en Afganistán realmente contó las cosas tal cual ocurren en la película, una de dos. O los golpes le dejaron secuelas y no recuerda bien los hechos, o miente más que Aznar, Zapatero y Rajoy juntos jugando una pirámide. 

No gastéis dinero en esta inverosímil supervivencia, adornada cómo no, por el siempre abominable patriotismo militar estadounidense.

Mark Wahlberg y Ben Foster en una escena de El Único Superviviente


-------------------------------------------------------------------------------        XiàLéi

DIRECTOR
Peter Berg (Battleship, Hancock)

REPARTO PRINCIPAL 
Mark Wahlberg
Taylor Kitsch
Emile Hirsch
Ben Foster
Eric Bana

Nota de la película en FilmAffinity: 6.5